El antisemitismo y el Holocausto
En los siglos previos a la Segunda Guerra Mundial, Alemania era una nación inundada de teorías racistas: convencidos de su propia superioridad y a la vez envueltos en una lucha existencial con los judíos del mundo. Como lo expresó Wilhelm Marr, quien acuñó el término "Antisemitismo" en 1879:
Tenemos entre nosotros a una tribu extranjera flexible, tenaz e inteligente que sabe cómo poner en juego de diversas maneras la realidad abstracta. No los judíos individuales sino el espíritu judío y la consciencia judía han dominado al mundo… Con toda la fuerza de sus ejércitos, el orgulloso imperio romano no logró lo que lograron los semitas en el Occidente y particularmente en Alemania.
Hitler, el líder indiscutible de Alemania desde su ascenso al poder en 1933 hasta su muerte en 1945, reunió las considerables fuerzas de su nación en un esfuerzo por expandir la visión de Marr.
Si sólo un país, por cualquier motivo, tolera en él a una familia judía, esa familia se convertirá en el centro germinal de una nueva sedición. Si un pequeño niño judío sobrevive sin ninguna educación judía, sin sinagoga ni escuela hebrea, [el judaísmo] está en su alma. Incluso si nunca hubiera existido una sinagoga, una escuela judía o un Antiguo testamento, el espíritu judío seguiría existiendo y ejerciendo su influencia. Ha estado aquí desde el principio y no hay un judío, ni uno solo, que no lo personifique.
En el contexto de los muchos horrores de la Segunda Guerra Mundial, la misión nacional alemana (bajo la dirección de Hitler) era erradicar a los judíos del mundo, lo que hoy se llama Holocausto. A principios de 1942, nueve millones de judíos estaban bajo control alemán. Para el final de la guerra, habían logrado asesinar a seis millones de ellos, o un tercio de la población judía del mundo.
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