La historia del antisemitismo
Universalidad: el odio judío es omnipresente y desde la era clásica, con el comienzo de la diáspora judía, los judíos se vieron sometidos a dificultades en las tierras donde vivieron, ya sea en Europa, Medio Oriente, el norte de África o el nuevo mundo.
Longevidad: el antisemitismo tiene milenios, y podemos encontrarlo en el imperio griego seléucida (en la época de la historia de JANUCÁ) y con los decretos romanos como respuesta a sus dificultades para gobernar a la Judea ocupada por Roma. Pero todo se volvió mucho más enfocado e intenso con la conversión de Roma al cristianismo, el surgimiento del islam y los eventos que precedieron y rodearon a las cruzadas. En la época medieval, los crueles decretos, las expulsiones y los ataques antisemitas sancionados por el gobierno ya eran noticias viejas.
Intensidad: la discriminación contra los judíos y el estatus de ser de segunda clase, si bien son terribles, a menudo desembocan rápidamente en escandalosos líbelos, expulsiones, violencia colectiva, asesinatos y genocidio.
Irracionalidad: Todo y su opuesto es una "razón" para el antisemitismo. Por ejemplo, en los países comunistas los judíos eran odiados por ser "capitalistas", mientras que en los países capitalistas eran odiados por ser "comunistas". Cuando los judíos viven en guetos, los odian porque son "un clan y se aíslan entre sí mismos", pero cuando se asimilan los odian porque "tratan de infiltrarse y corromper la cultura dominante". Cuando los judíos viven entre las naciones, los acusan de "conspirar para dominar al mundo", pero cuando viven solos los llaman "sionistas colonialistas, ocupantes y opresores". Los judíos son "demasiado blancos" para contar como una minoría oprimida, pero no "lo suficiente blancos" para apaciguar a los supremacistas blancos. Los judíos son las únicas personas acusadas de "matar a Dios". Cualquier razón, por extravagante que sea, es una razón para que alguien odie a los judíos.
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