El antisemitismo en Europa
El antisemitismo europeo, si bien siempre latente, llegó a niveles feroces con las cruzadas.
En el siglo X, la Europa cristiana se vio presa de la "fiebre del milenio" y la certeza de la segunda venida de Jesús (esperada para el año 1000). Cuando eso no sucedió, los cristianos dirigieron su ira contra los judíos, quienes no sólo rechazaron a Jesús en vida, sino que, en virtud de conservar sus creencias judías, continuaban rechazándolo.
Las cruzadas (que comenzaron en el año 1095) marcaron la primera violencia colectiva europea a gran escala contra los judíos, lo que se convirtió en el patrón hasta los tiempos modernos. Se estima que entre el 30 y el 50 por ciento de los judíos de Europa fueron masacrados por los cruzados que se abrían paso por Europa en su camino a liberar la Tierra Santa (donde asesinaron a la comunidad judía de Jerusalén).
Sin embargo, en los siglos siguientes, la experiencia de los judíos en Europa todavía llegó a ser peor. El período está marcado por líbelos de sangre, que es el falso argumento de que los judíos necesitan sangre cristiana para hornear matzot y que están dispuestos a asesinar para conseguirla; fueron culpados de la peste bubónica; hubo expulsiones, lo que implicó que en numerosas ocasiones comunidades judías enteras fueron desarraigadas de sus hogares y obligadas a desplazarse; progromos o violencia y ataques desenfrenados; diversas masacres y la inquisición: confinamiento forzado, como en el primer gueto del mundo en Venecia, o la Zona de Asentamiento de Rusia; leyes y decretos raciales y, finalmente, el Holocausto.
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